miércoles, 28 de octubre de 2015

Los desafíos del próximo presidente

Parece que falta una eternidad, pero para que asuma el próximo presidente y tenga que empezar a resolver las problemáticas que la sociedad le demanda faltan menos de dos meses. Es claro que, al no saber todavía quien será, poco se está hablando de cuáles son las posibles soluciones a estos problemas, muchas de las cuales son "piantavotos" y no son mencionadas directamente por ninguno de los dos candidatos. 
A continuación una lista de los problemas a resolver y los desafíos que tendrá en materia económica el próximo presidente. 



Inflación: Se estima que la inflación este año va a ser del 26%. Si bien es menor a la del año pasado es una de las más altas del mundo y parece difícil que pueda seguir  bajando ya que desde el 2007 tenemos una inflación mayor al 20% (con la excepción del 2009 por la crisis). El problema es que bajar la inflación rápidamente puede tener como costo una recesión (aún mayor a la actual) y el aumento del desempleo, y dado que el país "se acostumbró" a este nivel de inflación creo que lo que va a hacer el próximo presidente es bajar gradualmente la inflación durante todo su mandato, evitando generar desempleo y priorizando la resolución de otros problemas que pueden a su vez colaborar con la baja de la inflación. 

Atraso cambiario: El dólar (oficial) en Argentina está barato, ningún economista duda de eso. Está casi tan barato como en los denostados años 90 (clcik aquí para saber más). La devaluación del dólar fue mucho menor que la inflación en todos estos años  y esto nos llevó a una apreciación cambiaria insostenible, Argentina es cara en dólares. El gobierno apreció la moneda porque eso rinde electoralmente, pero luego el problema se le fue de las manos. Puso parches (vendió las reservas, puso el cepo) pero no lo resolvió del todo ya que no quiso ni encontró el momento políticamente justo para devaluar el dólar. Por lo tanto el desafío para el próximo presidente va a ser devaluar la moneda más que la inflación para recuperar la competitividad perdida y poder eliminar un cepo que fue extremadamente nocivo para la economía. Pero cuidado, el presidente que venga tendrá que devaluar sin que se genere una disparada inflacionaria que baje el poder de compra de los salarios y ponga presión a una nueva devaluación y se repita la historia. (En otro post voy a dar una opinión de cómo se podría hacer esto).

La falta de dólares: El cepo se puso para evitar la salida de divisas, pero lo que generó también fue hacer que no entren más dólares. Como el dólar está barato, ninguna empresa grande quiere traer sus dólares legalmente para venderlos a $9,5 cuando hay gente que paga $16 por ellos en el mercado blue, eso es un gran desaliento a la inversión. La falta de moneda extranjera se puede solucionar rápidamente levantando el cepo. Sacando el cepo se termina con este dilema y además se genera un shock de confianza que hace a nuestro país más atractivo. Personalmente creo que si se resuelve bien la salida del cepo la llegada de dólares no va a ser un problema, lo difícil es sacar el cepo de manera ordenada. Con respecto a la falta de dólares también tenemos que solucionar el conflicto con los fondos buitres. La sentencia está firme y no hay nada que se pueda hacer, en algún momento nuestro país va a necesitar de crédito externo y si no se resuelve el problema con los fondos buitre obtener ese dinero va a ser mucho más costoso. Esto no solo va a permitir pedir dinero a una menor tasa sino que va ser necesario para que el mundo cambie su mirada sobre nosotros y se vuelva a invertir en nuestro país. Por último, los argentinos tenemos una enorme cantidad de dólares fugados en el exterior; una buena política para atraer estos capitales podría ser muy útil para acabar con la escasez de dólares.

Déficit fiscal: Tenemos un déficit fiscal alto en nuestro país, es decir se gasta más de lo que se recauda y cada año el desajuste es mayor. Independiente de cómo se financie (deuda o impresión de billetes), es necesario que el país equilibre un poco las cuentas si quiere crecer más y más rápido. Pero, al igual que con la inflación, hacer un recorte fuerte de gastos de un año a otro puede tener consecuencias muy graves para el país. El ajuste tiene que ser gradual, el problema es cómo hacerlo. El próximo presidente deberá poner mucho esfuerzo en hacer un estado más eficiente, en mejorar la insostenible política de subsidios (que favorecen en muchos casos a los más ricos) y en achicar los gastos superfluos del estado cuidando de no perjudicar a los pobres. Parece fácil en las palabras pero es extremadamente difícil en los hechos.


En resumen, la Argentina necesita devaluar pero a la vez cuidar los salarios y evitar una disparada inflacionaria. La devaluación va a ser necesaria a pesar de que lleguen o no dólares al país, pero mientras más lleguen más fácil va a ser controlar el dólar una vez ocurrida esta devaluación. Lo fundamental es consolidar un país que no gaste más de lo recauda y que así nunca volvamos a caer en la inflación como en la década pasada ni en el endeudamiento impagable de la década de los 90.


martes, 9 de junio de 2015

En el mundial de la pobreza, a Alemania la goleamos



No puedo hacer un post por cada mentira que se dice desde el gobierno nacional. Tampoco puedo escribir un post cada vez que el INDEC nos miente. No me alcanzaría el tiempo ni con 1000 asistentes y encima sería bastante aburrido. Pero la gravedad de la mentira que dijo la presidenta ayer en el congreso de alimentación de la FAO (Organización de la ONU para la alimentación y la agricultura) amerita un comentario. 
Cristina dijo textual "Como ustedes pueden ver es una combinación de políticas muy fuertes, muy activas, que nos han permitido hoy tener un índice de pobreza por debajo del 5% y de indigencia del 1,27%, si mal no recuerdo". Este número nos ubicaría 5tos en el ranking mundial de menor pobreza, algo que de ninguna manera puede ser verdad. Hoy a la mañana Anibal Fernandez redobló la apuesta y dijo que en la Argentina hay menos pobreza que en Alemania. Como vemos, muchos países de los más avanzados del mundo estarían envidiando nuestra casi inmejorable situación con respecto a la pobreza. 

¿Cuando se considera que una persona es pobre?

En la Argentina una persona es pobre, para las estadísticas, cuando se encuentra por debajo de la línea de pobreza. La línea de pobreza es un valor mensual de dinero que se necesita para comprar la llamada canasta básica total que incluye: alimentos, elementos de higiene, transporte, y otros gastos. La línea de indigencia es un valor mensual de dinero menor al de la pobreza porque solo incluye los alimentos. Es decir, una persona es indigente cuando no le alcanza para comer y pobre cuando no le alcanza para comprar todos los elementos de la canasta básica total.

¿Pero, cuántos pobres tenemos en nuestro país?

Lamentablemente en Argentina no existen mediciones oficiales de pobreza ni se publican los precios de referencia para ver cuánto cuesta la mencionada canasta básica total; existían pero el INDEC las dejo de publicar hace algunos meses. ¡ESTO NO ES NORMAL! Todos los países del mundo tienen estadísticas oficiales que miden cuanto es la pobreza en sus territorios. Incluso Nigeria mide y publica que tiene una pobreza del 70%. Los países africanos conocen mejor su situación que nosotros.
Dado que no hay estadísticas oficiales no nos queda otra que mirar estimaciones privadas. Una de las más reconocidas es la del observatorio social de la UCA que estimó la pobreza en un 27% para fines del año pasado. 

Algunos podrán decir que es menor que lo que estima la UCA, para otros se quedara corto. Pero nadie en su sano juicio se animaría a decir que en nuestro país solo hay un 5% de pobreza. Es muy grave que un presidente mienta de esta manera en frente de toda la comunidad internacional. Repito que eso NO ES NORMAL, son muy pocos los países que falsifican las estadísticas de la manera que lo hacemos nosotros y ninguno que tenga el tamaño de Argentina. Nos hemos acostumbrado a que nos mientan a tal punto de que ya no nos impresiona el tamaño y la insostenibilidad de la mentira.
Como leí hoy en Twitter "El día que hagamos un paro porque se falsifican las estadísticas, habremos progresado como país" 


lunes, 18 de mayo de 2015

La democracia del futuro

Todos sabemos como la tecnología cambió nuestra vida en los últimos años.  Casi ninguna actividad que hacemos los seres humanos se sigue haciendo de la misma manera que hace, por ejemplo, 30 años atrás. La informática, internet, el abaratamiento y la masividad de la tecnología revolucionaron todos los aspectos de nuestras vidas. Todos, excepto uno: la política.
Cuando los griegos pensaron la democracia imaginaron un sistema en el que todos los considerados ciudadanos podían participar de manera directa y con un voto en la creación de las leyes de la ciudad. Pero cuando nacieron los países y las repúblicas de la edad moderna, el tamaño de la población hizo imposible implementar el sistema griego. Nacieron las democracias representativas, los congresos, los diputados; nació el sistema que todas las democracias actuales usan para crear y aprobar leyes.
Pero la tecnología y los sistemas informativos nos devolvieron la posibilidad de tener una democracia directa como los griegos imaginaron. Una democracia en donde los ciudadanos no tengan representantes (que muchas veces defienden sus intereses económicos y políticos propios), una democracia en donde cada ciudadano sea dueño de su propio voto y pueda votar directamente todas las leyes. La tecnología hace posible la creación de un ágora digital gigante en donde todos los ciudadanos pueden votar directamente, a través de internet, todo lo que hoy se vota en un congreso.


¿Cómo podría ser este sistema?
  • Cuando hay una propuesta de ley los ciudadanos tienen cierta cantidad de días para observar y participar, si lo desean, de un debate online. Al final de este debate se fija un día en el que la ley será votada. El día de la votación será como el día de una elección pero sin salir de tu casa y haciendo nada más que un click. En la misma página se podrán encontrar el detalle de la ley que se está votando y los argumentos a favor y en contra de la propuesta.
  •  Los ciudadanos tienen la obligación de votar en al menos cierto porcentaje de las propuestas de ley que se hacen.
  • Los ciudadanos tienen la posibilidad de delegar automáticamente su voto a otras personas de confianza que consideren que están más preparadas. Por ejemplo, si hay una propuesta de salud y tengo un tío que es médico, le puedo delegar mis votos relativos a temas de salud y el voto de mi tío va a contar por el mismo y por todas las personas que le deleguen su voto.
  • Se pueden delegar votos por una sola vez. Se puede tener muchos delegados diferentes para diferentes áreas y se puede cambiar, eliminar o hacer una excepción por única vez hasta el día antes de la votación.
  • Ninguna persona puede ser delegado de más de X número de personas para evitar que se creen punteros políticos digitales que compren votos.
  • La persona que delega su sufragio puede conocer aquello que votó su delegado para estar informado. El delegado puede por este motivado rechazar la posibilidad de ser delegado de   las personas que quiera.
  • Los congresos y legislaturas seguirían existiendo. Es necesario que existan personas que se dediquen tiempo completo a la política. Si bien pierden su principal poder, votar leyes, es fundamental que existan estos espacios que, ya sin las presiones políticas de votar a favor o en contra de cierta ley, van a ser el centro del debate de las leyes y van a servir como vidriera para políticos que busquen ocupar cargos ejecutivos.
  • Los diputados y senadores mantendrían muchos de los poderes que hoy tienen: Proponer proyectos de ley que vayan directamente a la votación online, servir como control del poder ejecutivo, y ocuparse de votaciones específicas: hacer juicios políticos, nombrar jueces, etc.

Para poder llevar a la práctica este sistema se necesitan muchas condiciones. Habría que contar con un sistema informático que sea muy seguro y prácticamente invulnerable. También sería necesario que todas las personas tengan acceso a una computadora y que entiendan el sistema. Por otro lado existen otras condiciones sociales que se tienen que cumplir bien para que esto se dé (probablemente en Noruega se implemente un sistema como este antes que acá). Y seguro que hay muchos detalles que no se me ocurrieron y estoy olvidando.
Hoy en día ponemos los nombres de personas en un sobre para que nos representen y muchas veces no sabemos quiénes son ni que es lo hacen. Y eso no es muy democrático. Porque democracia es participar de la vida pública de un país; y votar una vez cada dos años no me parece muy participativo. No creo que el sistema actual no sea democrático, pero sí que tiene mucho por mejorar y que no se corresponde con los tiempos de hoy.


(Varias de las ideas de este post son las que busca impulsar el Partido de la Red en la Argentina y en todo el mundo. Cualquier cosa entrá a www.democraciaenred.org)



lunes, 4 de mayo de 2015

El fantasma de los `90

Por Manuel Gvirtz


  Periodista: "Usted viajó a más de 150 km/h y la ley permite 110" - Menem: "Es cierto, pero yo soy el presidente".
Un fantasma recorre Argentina: el fantasma de los noventa. Es año electoral y los candidatos de los diferentes partidos se muestran en los medios haciendo promesas incumplibles y enrostrándose entre ellos los fracasos de las pasadas gestiones.
En particular me interesa analizar los dichos de los candidatos oficialistas relativos a la “vuelta de los noventa”. La década menemista está estrechamente ligada en la mente del electorado a conceptos como pobreza, neoliberalismo, desempleo, privatización, frivolidad, opulencia, Miami, FMI y ajuste.  Ninguno de los candidatos con chances a presidente se declara a favor de medidas tendientes a la vuelta a las condiciones del menemismo, primero porque el electorado las rechazaría si las distinguiera, y segundo porque nadie (ni los temidos grupos económicos) se vería favorecido.
Ajuste es un eufemismo que quiere decir gastar menos y oculta generalmente un perjuicio inmediato en la población más desfavorecida que se ve en menos subsidios, pensiones, jubilaciones, empleos públicos, entre otros. La palabra ajuste nos remite a los peores momentos de la historia económica de todos los países con crisis graves. El solo escuchar esa palabra le trae los peores recuerdos a los griegos, españoles y argentinos, ajuste es desempleo, pobreza y desánimo. Volviendo a la coyuntura Argentina 2015, ¿es verdad que si el próximo gobierno no es kirchnerista va a ajustar? Dicho de otra manera, ¿es posible que el próximo presidente NO ajuste? La siguiente tabla muestra las estadísticas oficiales del total de gastos e ingresos del estado nacional para los primeros tres trimestres del año pasado (los datos del último trimestre 2014 aún no se encuentran disponibles)


El cuadro muestra el resumen de lo que le entra y lo que gasta el estado nacional. El resultado financiero expresa el total de los ingresos menos el total de los egresos del período. Como se puede observar, el déficit es astronómico. Para ponerlo en dimensión son 17.850 millones de dólares (las reservas del país son de 30.000 millones aproximadamente). En 2013 y 2012, estas cifras fueron muy altas también.
Tener déficit no es necesariamente malo, el problema es cuando el déficit es grande, sistemático y repetido. El déficit requiere que el gobierno salga a buscar tapar ese agujero de la manera que sea. En nuestro caso, imprimiendo billetes y haciendo misteriosos acuerdos con países pudientes y multinacionales, y tomando deuda a tasas altas. ¿Es necesariamente mala la deuda? No, depende para qué se tome y a qué tasa. Afortunadamente para el gobierno actual, las consecuencias de la “deuda mala” que está contrayendo la Argentina serán problema del próximo gobierno.
Será ese mismo gobierno quien tenga que decidir cuánto gastar y en qué, asumiendo realidades y costos políticos, y con la pesada herencia de una población acostumbrada a las tarifas subsidiadas. Decidir gastar es una decisión infinitamente más fácil que ahorrar, pero en el mundo de la escasez, este tipo de decisiones son cruciales. En mi mente resuena que un gobierno que quiere gastar menos es un gobierno que no quiere a los pobres, pero ¿es esto necesariamente así? ¿Gastamos la cantidad correcta? ¿Y si el problema no fuera cuánto sino cómo lo gastamos? Más aún, ¿a quién le sacamos? ¿Para darle a quién? ¿Se puede ajustar y reducir la pobreza?
Dicho esto, podemos contestar la pregunta. El próximo gobierno (aunque el mismo Néstor Kirchner se levante de su tumba y gane las elecciones) deberá ajustar. No solo eso: deberá decidir cuánto y qué, y asumir los costos políticos. Caso contrario, deberá venderle su alma al diablo de los noventa (los mercados financieros, los fondos internacionales) a cambio de unos cuantos miles de millones de dólares que tendremos que pagar con mucho esfuerzo en el futuro.

Solo queremos que vuelva nivel X



lunes, 30 de marzo de 2015

¿Por qué hay paro mañana?

Mañana martes no va haber colectivos, trenes, bancos ni estaciones de servicio, entre otros servicios. Los gremios opositores al gobierno mencionan como argumento principal de este paro que el impuesto a las ganancias es cada vez más alto y que el gobierno no tiene intención de bajarlo. Pero, ¿qué es el impuesto a la ganancias?, ¿quiénes y cuántos lo pagan?, ¿recauda mucho el gobierno con él?


 El impuesto a las ganancias

Ganancias es un impuesto que grava tanto los ingresos de las empresas como de las personas. Me voy a enfocar en este último caso que es el que esta en discusión. Las personas que ganan más de $15000 mensuales de salario bruto (aproximadamente $12000 neto) empiezan a pagar impuesto a las ganancias en nuestro país. El porcentaje de sueldo que se quita depende de cuánto se gane: mientras más alto es el sueldo, más alto el porcentaje que se paga. A priori, parece ser un impuesto justo, los más pobres no lo pagan, los de clase media pagan un poco y los más ricos pagan mucho.

Algunos detalles

Se estima que un poco menos del 10% de trabajadores pagan impuesto a las ganancias. Es decir, parece raro que haya tanto problema con un gravamen que afecta a personas con sueldos relativamente altos, de hecho muchos de los trabajadores que mañana van a ir al paro no tienen la suerte de ser alcanzados por este impuesto.




Sin embargo, los gremios se quejan de que el piso para pagar el impuesto es el mismo desde septiembre de 2013. Es decir, una persona que ganaba $11000 pesos en 2013 y ahora pasó a ganar más de $15000 (por los aumentos de inflación, pero que tiene el mismo poder adquisitivo) empezó a pagar el impuesto. Esta es la clave del conflicto: los más pobres dentro del grupo de los que son alcanzados por el impuesto sienten que no ganan tanto como para tener que pagarlo.
Comparado con otros países de la región el impuesto a las ganancias en la Argentina es alto y eso se agravó en los últimos años. En 2001 el salario bruto promedio era de $1000 y se empezaba a pagar con $2000. Hoy es de $12000 y se empieza a pagar con $15000. Por esas épocas menos de medio millón de personas pagaban este impuesto, ahora lo pagan más del doble de personas.

¿Es justo este impuesto?

En mi opinión este es uno de los impuestos más justos que puede tener una sociedad. Me parece mal que se haga un paro por estos motivos ya que hay muchos impuestos que nadie crítica y que perjudican a los pobres mucho más que lo que lo hace el impuesto a las ganancias.
El impuesto en cuestión representa el 22% de los ingresos de la AFIP, menos que el IVA (35%) y que las cargas sociales (27%). Estas últimas dos retenciones son mucho más regresivas (los pobres gastan mayor proporción de su salario en ellos).
Si queremos un país más justo y con menos pobres tiene que haber más impuestos que se parezcan a ganancias y menos IVA. (Y, por supuesto, tiene que haber menos inflación ya que las personas que mantienen mayor proporción de su salario en pesos son los pobres.) Es lógico que algunas personas paren para proteger sus intereses, pero una mirada más profunda nos indica que hay otros motivos más válidos para paralizar a un país entero.

lunes, 16 de marzo de 2015

¿Se viene el billete de 1000?

Una de las primeras cosas que espero que haga el próximo presidente cuando asuma en diciembre es que mande a imprimir nuevos billetes. El billete de 100 pesos argentinos equivale a 11,50 dólares (dólar oficial) e incluso menos (USD7,81) si dividimos por el valor del dólar blue. Es decir, tanta inflación acumulada en los últimos años generó que nuestro billete con mayor poder de compra sirva para muy poco.
 El economista Lucas Llach armó este gráfico en el que se muestra cuantas hamburguesas BigMc se pueden comprar con el billete más grande de cada país (aclaración: en Argentina toma el precio del Cuarto de Libra porque el BigMc tiene un precio controlado).

Unicamente Venezuela nos supera
Los costos de no tener un billete más grande son varios:
Para empezar existe un costo de producción más alto de billetes, más papel, más energía, etc. (esto es de mayor relevancia cuando los gobiernos imprimen mucho, como este).
Segundo, el costo del uso del cajero automático se encarece y muchas veces se quedan sin plata porque no pueden guardar tantos billetes (un cajero automático guarda hasta 8000 billetes, 166 salarios mínimos). Si tuviésemos un billete de $1000 habría que llenar esos cajeros con una frecuencia hasta 10 veces menor.
Pero sin duda el costo más alto es la incomodidad de tener que llevar un gran cantidad de billetes para ciertas transacciones. Y esto no es solo un problema de ricos. Una compra semanal de supermercado puede requerir de varios papelitos con la cara de Roca o Evita. Una persona que va a retirar su sueldo de un cajero automático necesita mucho espacio para llevarlo y esto aumenta las chances de ser robado (el salario mínimo en 1992 era $200 y hoy es $4700)
¿Porque si hay tantas ventajas de tener billetes de más alta denominación no los tenemos? Lamentablemente el gobierno piensa que de hacer esto estaría reconociendo la inflación, pero no se dan cuenta de que sería una medida simple y aplaudida por todos. Peor aun, hace dos semanas presentaron el nuevo billete de 50 pesos y no se hizo referencia alguna a la posibilidad de imprimir un billete mayor. Algunos economistas argumentan que imprimir billetes mas grandes puede aumentar la percepción en la gente de que la moneda se esta devaluando y eso aumentar la inflación. Pero eso es poco probable. 
Falta poco para que tengamos un nuevo billete de mayor denominación. Lo mas difícil de esta decisión sería definir las caras de los nuevos billetes.

La oportunidad que se perdió el kirchnerismo

sábado, 7 de marzo de 2015

El año que se viene

Sin duda que 2015 va a ser muy interesante para hablar de política. En cambio, parece que va a ser un año con pocas novedades en lo que es la economía. Así que no se sorprendan si se encuentran con algún post que sea exclusivamente del primer tema.
Lo que se puede esperar del gobierno en, este, su ultimo año con respecto a la economía es que mantenga todo como está, sin grandes cambios, dejándole muchos problemas al próximo presidente.
El gobierno viene demostrando que su principal prioridad es evitar que la inflación se descontrole. Para lograr esto mantiene estable el precio del dólar oficial, o lo devalúa muy poco en comparación con la inflación. Así evita que suba el precio de las importaciones.

En 4 de los utlimos 5 años el peso se aprecio respecto al dolar
Esta "ancla" al dólar genera varios problemas. Uno de ellos es que cuando todos los precios suben pero el dólar no, las importaciones se abaratan y las empresas e importadores demandan más dólares. Ante esta situación el gobierno debe racionar esta moneda. En caso contrario las reservas, que de por si son pocas, caerían rápidamente. Este racionamiento hace que muchas empresas que necesitan de insumos importados para producir (e incluso para exportar y traer más dólares) tengan que achicar, anular o bajar la calidad de su producción.

También somos más caros para nuestros socios comerciales
Otro problema que se genera por el ancla cambiaria es lo que muchos llaman "atraso cambiario". Esto significa que el precio del dólar esta atrasado, quedó atrás en el tiempo mientras todo lo demás subió. Tarde o temprano ese atraso, ese precio, va a tener que actualizarse. Es decir, el próximo presidente va a tener que devaluar la moneda más que la inflación. Cuanto y como es una incógnita, pero va a tener que ser hecho y eso tiene costo político.