lunes, 25 de agosto de 2014

De dólares y devaluaciones - Parte 1

Dólar acá, dólar allá. Nos pasamos escuchando cuánto vale el dólar y más o menos lo único que sabemos es: Si sube es malo; si baja, por lo tanto, debe ser bueno. En reuniones con amigos si sale el tema de cuánto cuesta algo en otro país, por ejemplo, suele brotar algún comentario acerca del dólar y, si estamos afilados, nos animamos a predecir qué va a pasar con el oficial, el blue, etc. Por eso me pareció importante dedicarle unas palabras a este tema.
Dado que de esta cuestión hay mucha tela para cortar, lo voy a tratar en dos posts distintos. En este voy a hablar de la importancia que tiene el precio del dólar para un país en un sentido más amplio. En el segundo, voy a hablar de que está pasando con el dólar hoy en Argentina, los motivos del cepo, etc.
Los argentinos, como contaba en el post anterior (Inflación para todos), hemos sufrido durante casi todas nuestras vidas el problema de la inflación, que, en otras palabras, quiere decir desvalorización de la moneda (o también pérdida del poder adquisitivo de la moneda). La inflación resquebraja dos de las tres funciones del dinero: Una moneda con inflación no sirve como depósito de valor y una moneda con inflación sirve cada vez menos como unidad de cuenta, es decir, no sirve para poner precios de referencia a los bienes. Como respuesta a esto, los argentinos hemos depositado nuestra confianza en el dólar para cumplir, a veces, esas dos funciones: Ahorramos en dólares (los que pueden) y medimos muchos precios en dólares (terrenos, autos, inmuebles, etc). 
A simple vista, entonces, parece que el precio del dólar es algo que solo es relevante para las personas de clase media o alta. Pero esto es un grave error. Lo más importante no son estos aspectos. El valor del dólar, o también llamado tipo de cambio, determina cuántos pesos va a recibir un exportador por cada producto que venda al exterior y, por el camino inverso, cuántos pesos tenemos que pagar los argentinos por un bien que se importa. El precio de esta moneda es una variable fundamental para explicar el nivel de competitividad de un país. 
¿Qué quiere decir que un país es competitivo? Que tiene la capacidad de producir bienes para vender al resto del mundo a un precio similar al que son vendidos bienes equivalentes producidos por otros países. Que puede producir a precios que los consumidores de otros países están dispuestos a pagar. Que está en condiciones de competir con los otros países del mundo. Vale aclarar que un país puede ser más competitivo en una industria o rama que en otra. Por ejemplo Argentina es más competitiva en la producción de autos que en la de computadoras.
El tipo de cambio afecta a la competitividad de un país de la siguiente manera: Si se tiene un tipo de cambio apreciado, es decir, si el peso vale mucho y el dólar está barato, las importaciones van a estar baratas y los exportadores van a recibir muy pocos pesos por cada producto que vendan afuera y se va a perder competitividad. En los `90, Argentina tenía un tipo de cambio apreciado. Por otro lado un país puede tener un tipo de cambio depreciado, siendo necesarios muchos pesos para comprar un dólar. Un tipo de cambio depreciado favorece a los productores locales que van a ganar más plata por cada bien que exporten y van a tener menos competencia en el mercado local por el encarecimiento de las importaciones. Así el país gana competitividad. En los primeros años del kirchnerismo tuvimos un tipo de cambio depreciado. Por otra parte si un país con inflación no devalúa su moneda al mismo ritmo, su tipo de cambio se va apreciando y va perdiendo competitividad. Esto pasó durante el gobierno de Cristina (hasta la devaluación de enero).
Si tomamos en cuenta lo dicho arriba, devaluar parecería ser algo bueno para la economía, algo que da competitividad y aire a los productores. ¿Por qué entonces los gobiernos tienen miedo de devaluar la moneda si es una medida expansiva de la economía? Cuando, de un día para el otro, el dólar empieza a valer un 10, 20 o incluso 100 por ciento más, los bienes importados aumentan en ese mismo porcentaje. Una enorme cantidad de industrias en Argentina importan insumos para la producción y por lo tanto la devaluación les aumenta los costos y aumentan los precios. Por otra parte, una devaluación baja la capacidad de los argentinos de poder comprar dólares. A todos nos gusta cuando el dólar está barato: Te compras el último modelo de celular por muy poca plata, podes viajar más afuera, etc. Por último, lo más peligroso de una situación así es que genere una bicicleta de inflación-devaluación. El gobierno devalúa, acto seguido los precios suben y los sindicatos reclaman más aumentos, esta inflación vuelve a apreciar la moneda y el gobierno devalúa nuevamente formando una espiral que puede resultar muy peligroso. Esto es lo que el gobierno está tratando de evitar en estos momentos.


Argentinos pido perdón
Por cambiar tanto de valor
Ser malo no es mi intención
Pero me apura la inflación

Si todo sube un poco
No me voy a quedar solo
Porque si todo cuesta más
Yo no voy a quedarme atrás

sábado, 16 de agosto de 2014

Inflación para todos

¿Quién nunca presenció ese repetido momento en alguna reunión con amigos en la que los presentes empiezan a recordar con aires de nostalgia viejos precios? Para aquellos de mi edad conitos de McDonald’s a 50 centavos, bolsas repletas de caramelos por $1, botellas de bebidas cola por 75 centavos,  son algunos de los precios que encabezan la lista de los más nombrados. Preguntamos por un precio y recibimos como respuesta  un valor y una fecha, algo así como “me salió $100 pero el año pasado, ahora me mataste”.
La inflación es el desequilibrio económico que los argentinos más conocemos. Desde la primera presidencia de Perón hasta hoy (69 años) el país tuvo inflación alta. La única excepción a esta regla fue el periodo de la convertibilidad en los 90. De alguna manera todas las generaciones están acostumbradas a que “todo sube”. La idea del post de hoy es explicar algunas de las causas que tiene este fenómeno y ver qué soluciones existen.

Ranking de inflación de América Látina del año 2013

Causas

A la hora de explicar las causas de la inflación los economistas se dividen en dos bandos antagónicos. Entender las causas es fundamental para poder aplicar después una solución efectiva.
El primero de estos grupos, llamados comúnmente ortodoxos, sostiene que la causa central de la inflación es el exceso de emisión de dinero por parte del gobierno.
Voy a tratar de explicar detalladamente este mecanismo: Supongamos que en nuestro país-isla hay solo un bien que se produce y se puede comercializar, por ejemplo el coco. Más precisamente hay solo 100 cocos que posee el dueño de la única palmera. El resto de los habitantes de la isla tienen dinero. Entre todos suman $200 pesos para disputarse entre sí los cocos disponibles. El vendedor sabe esto y fija el precio de cada coco en $2 para venderlos todos al máximo precio posible. Ahora supongamos que un viajero llega a la isla con otros $200. En la economía van a circular a partir de su llegada, un total de $400.  Automáticamente el dueño de la palmera va a fijar el precio a $4 para poder maximizar su ganancia.
Si la cantidad de pesos en la economía crece constantemente a ritmo elevado, consecuentemente va a haber cada año más billetes por cada bien comerciable y por lo tanto esos bienes van a valer cada día más y los billetes, cada día, un poco menos.
En la otra vereda se encuentran los economistas más heterodoxos. Este grupo sostiene que la principal causa de la inflación son las disputas entre sectores por el reparto del ingreso. La inflación ya no depende tanto de lo que haga el gobierno sino más bien de la estructura económica del país.
Los heterodoxos sostienen que la inercia inflacionaria es determinante. Esto quiere decir que ante cierto nivel de inflación que hubo el año anterior, los trabajadores van a pedir aumentos de sueldos similares a ese nivel y para poder pagarles los empresarios van a subir los precios a porcentajes similares. Esto genera una bola de nieve que con el tiempo tiende a agrandarse más que a achicarse.
También suelen argumentar que la inflación se genera por falta de inversión de los empresarios, sobretodo de las grandes empresas que, al tener mucho poder, prefieren subir los precios a invertir para poder satisfacer a la nueva demanda. Para los heterodoxos la culpa no es del viajero que llega con esos $200 extra sino del vendedor de los cocos que no quiere plantar más palmeras.

Pero entonces ¿Cómo podemos bajar la inflación?

En Argentina existe una muy alta emisión que es consecuencia del enorme y desordenado gasto público que maneja el gobierno. Ni siquiera el aumento de los impuestos le alcanza a este gobierno para poder financiar todo lo que gasta. Está es para mí la principal causa de inflación en este país. Si a eso le sumamos la existencia de monopolios y oligopolios en la gran mayoría de las ramas de la economía más las dificultades que existen para invertir (en vez de aumentar precios) tenemos un caldo de cultivo perfecto para que los precios suban.
Si la inflación es culpa del exceso de emisión, como dicen los ortodoxos, entonces la solución tendría que ser simple: dejar de emitir tantos billetes. Y si la inflación es culpa de especulaciones de los empresarios poderosos y negociaciones salariales, como dicen los heterodoxos, entonces la solución también tendría que ser fácil: congelar los precios para que los trabajadores no pidan más aumentos y que los empresarios no puedan subir los precios.
Ambas soluciones se trataron de llevar adelante en la historia inflacionaria del país y como vemos, ninguna dio resultado. Cortar la emisión de un día para el otro puede llegar a provocar una fuerte recesión y los congelamientos de precios han fallado durante toda la historia de la humanidad ya que generan mercados negros, faltantes de productos además de resultar insostenibles con el tiempo.
Una solución que el mundo encontró para bajar la inflación en los últimos años (Actualmente solo 10 países, incluido el nuestro, tienen más de dos dígitos de inflación) es el llamado régimen de metas de inflación. El sistema consiste en bajar la inflación un poco cada año buscando llegar a una “meta de inflación” más baja cada año. Para que esto funcione es importante que el estado vaya reduciendo gradualmente el exceso de billetes que vuelca a la economía para que la gente vuelva a confiar en la moneda. Por otra parte es importante que los empresarios moderen las subas de precios para que los gremios no pidan tantos aumentos. Es un régimen que requiere de mucha credibilidad en el gobierno y de un fuerte acuerdo social pero, a pesar de esto, que funcionó en casi todo el mundo.
Actualmente el gobierno no podría llevar adelante un régimen de este tipo porque no cuenta con la credibilidad necesaria y ni siquiera reconoce el verdadero nivel de inflación. Pero creo que cualquier candidato que gane en el 2015 lo podría aplicar con éxito.


Le conté a mi amigo Guillote Moreno que iba a hacer un post sobre la inflación, pero se enojó conmigo y me dejó este poema para que puedan disfrutar:

En el país no hay inflación,
no le crean a este pibe.
No hay que ser detective,
nada más que una sensación.
Mentiras de la oposición
y del gordito Lanata
¡La carne esta tan barata!
Si no comes con seis pesos
seguro que sos obeso.
La inflación, es pura sanata.









jueves, 7 de agosto de 2014

Patria o buitres


¿Default? ¿Qué es eso?

   Para arrancar es importante explicar qué quiere decir que un país caiga en un default: Un default se da cuando un país deja de pagar, parcial o totalmente, las deudas que contrajo (ya sea con otros países, organismos internacionales o agentes privados/bonistas). Cuando un país cae en default queda imposibilitado de pedir nuevos préstamos y la confianza en ese país cae notoriamente a punto tal de que pueden bajar a cero las inversiones extranjeras.
   Algunos economistas diferencian dos tipos de default. El primero es el default que podemos llamar clásico: El país se queda sin plata para pagar a sus acreedores y decide suspender algunos o todos sus pagos de deuda. Argentina a finales de 2001 tuvo un default de este tipo. El segundo tipo es el llamado “default técnico”. En esta categoría están incluidos todos los casos en los que el país tiene el dinero pagar pero, por alguna circunstancia financiera, legal, etc., no puede pagar a sus acreedores. El default en el que cayó Argentina la semana pasada es de esta última categoría.
   No es lo mismo para un país incurrir en un default clásico que en uno más bien técnico. El segundo es menos grave para la economía y no necesariamente daña la confianza en ese país. 
   El primero de agosto, Argentina entró en un default técnico parcial. La justicia de Estados Unidos le prohibió que siga pagando a los bonistas si no le paga antes a los fondos buitres.  Pero esta norma rige solamente en este país, por lo tanto puede seguir pagando (y ya lo hizo) a otros acreedores y bonistas en otras partes del mundo.
   
¿Qué son los fondos buitres?

   Aclaremos antes que nada que lo que hacen los fondos buitres es legal. No solo en Estados Unidos, sino en todo el mundo. Que sea ético o no, no es tema de la economía.
   Cuando un país necesita plata para financiarse vende bonos que cualquier persona puede comprar. Los bonos son como pagarés que tienen un interés y una fecha pactada de pago (o varias fechas si se paga en cuotas). Juan Pérez puede comprarle un bono a la Argentina por $100 y a los 5 años, por ejemplo, cobrar esos $100 más los intereses. Pero si Juan Pérez necesita la plata antes puede vender ese bono a Paco Gutiérrez y ser este último el que cobre ese bono a los 5 años. El precio por el que Juan va a vender su bono puede ser más alto o más bajo dependiendo de varios factores: lo que falta para que se cumpla el plazo de pago, que probabilidad hay de que el país finalmente lo pague, etc.
   Desde la última dictadura hasta el 2001 Argentina acumuló mucha deuda, es decir emitió muchos bonos. Para darle seguridad a los bonistas/acreedores y pagar menos tasas de interés emitió esos bonos bajo ley de Estados Unidos. Por lo tanto cualquier disputa legal que haya por esos bonos los resolvería la justicia de  ese país.
   Cuando se espera que esos bonos no se paguen o que su pago se atrase mucho tiempo (como pasó con los bonos emitidos por Argentina después del default del 2001), el precio de esos bonos se desmorona.
   Ahí aparecen los buitres. Estos le dicen a Juan: “Flaco, esto no te lo van a pagar por mucho tiempo y encima te van a pagar menos, te lo compro yo, ya y por $30”. Y así, los buitres compran pagarés que valían $100 más intereses por solo $30 esperando que puedan forzar al país a pagarles todo.
   Argentina propuso en 2005 y 2010 ofertas de pago a aquellos que tenían bonos en los llamados canjes de deuda. En un canje de deuda el país le dice a los bonista: “Dame tu bono viejo que se defaulteo y te lo canjeo por uno nuevo con nuevos plazos y nuevos montos de pago”. A pesar de que los nuevos bonos que Argentina ofreció a los acreedores pagaban considerablemente menos que los viejos bonos, el 92,4% de los bonistas aceptaron esa propuesta. Esto pasa porque si todos pretenden cobrar el total de los montos pactados al principio, el país no puede pagar y nadie cobra nada. Desde esas fechas Argentina viene pagando en muchas cuotas a los acreedores que aceptaron el canje.
   Pero un pequeño grupo no acepto estas propuestas porque pretenden cobrar el total del valor del bono. En este 7,6% restante se encuentran los fondos buitres. Estos consiguieron que la justicia de Estados Unidos obligue a la Argentina a pagar el total del valor de los bonos. Como la argentina se negó, la justicia norteamericana le prohibió seguir pagando las cuotas de algunos de los bonos que había pactado con los que sí aceptaron las propuestas de 2005 y 2010.
   Argentina no está en default por no pagar a los buitres, sino porque no pagó (por el bloqueo de la justicia) a los bonistas que habían canjeado sus bonos en 2005 y 2010.

¿Qué consecuencias tiene?

   Son muy inciertas las consecuencias que puede tener esta situación por ahora. Para empezar, el gobierno e incluso algunas entidades privadas internacionales dicen que el país en realidad no está en default. Algunos economistas sostienen que esto va a empeorar la situación de la economía, sobre todo por el aumento del dólar blue y la disminución de inversiones. De momento el blue, que suele ser muy volátil, no subió respecto a la semana pasada y las inversiones ya se encontraban muy bajas antes del default. Muchos países del mundo, por otra parte, apoyan a la Argentina en este litigio y la reputación del país no se vio afectada.
   Por ahora estamos en un periodo de stand by, o mejor dicho, con los mismos problemas de antes.


Y para rematar (ponelé música de payada de fondo)
https://www.youtube.com/watch?v=cfSvedRji1k



Esta estrofa es pa Griessa
el juez de Estados Unidos
que jovato y atrevido
banca a la gente burguesa.
Buitres los que lo manejan
expertos titiriteros
de intereses extranjeros.
Será dura la pelea
no nos pondrán la correa.
Patria o buitres compañeros.


La razón de este blog

   Escuché decir a muchos periodistas que la principal razón por la que escriben es para satisfacer, antes que nada, una necesidad propia de expresión. Recién después vienen las ganas de informar. Y, si bien algunos de mis amigos me habían preguntado qué quería decir que estábamos default, creo que la razón que me impulsó a escribir fue la misma que la de estos periodistas.

   En los posts voy a tratar de explicar, de la forma más didáctica que me salga, temas que tengan que ver con la actualidad económica del país. Para algunos resultarán conocimientos familiares, otros no van a entender la mitad de las cosas que escriba. Pero el objetivo último es que aquel que lea, entienda y se interese un poco más acerca de lo que pasa en el país.

   Como todos, tengo una opinión formada respecto a este gobierno pero voy a tratar de ser lo más objetivo que pueda (a veces va a ser muy difícil) a la hora de escribir. Para zafar de esto voy a evitar hablar de política.

   Última cosa: al final de cada post voy a incluir un resumen del mismo en forma de poesía. La razón es simple: me divierte (y espero divierta al lector)

   Acá va el primero:

No garpa como la poesía
pero mi blog es de economía.
No gana como la fotografía
pero al menos, no es de ingeniería.